El
consumo de alcohol en exceso de algunos jóvenes ha producido y produce
grandes conflictos. Siempre hay un antes y un después y lamentablemete
cada vez se empieza más pronto a consumir en la adolescencia. Asistimos a
uno de los fenómenos más peligrosos, en aumento,que destruyen a la
persona y a la sociedad. El acceso a bebidas alcohólicas a los menores
sin leyes rígidas, aunque lo prohiban, es una realidad. El 80 por ciento
de las muertes entre jóvenes y adolescentes por motivos violentos o
suicidios, creo es significativo. El entorno familiar,social y político
debería impedirlo o poner los medios suficientes de prevención. En
determinados casos lo ignoran y cuando son conocedores llegan demasiado
tarde para el remedio. Hace falta más rigurosidad en las campañas de
concienciación e informar a los adolescentes y jóvenes que la mejoría
del estado de ánimo y las consecuencias positivas sólo producen más
consumo de alcohol sin contemplar los efectos nocivos y el inicio a la
adición a otras drogas. ¿La busca de paraísos ficticios y la imitación
de roles poco ejemplares a través de la publicidad van a imponer la
aceptación y no el rechazo? Casi todo problema tiene solución.¿Por qué
no se informa sobre los efectos positivos del no consumo? ¿Se potencia
la creación de programas juveniles de control y prevención de este
consumo preferido de un gran sector de la juventud? Los jóvenes merecen
toda atención para que tengan un porvenir más seguro y menos decadente.