Los
escritos más antiguos que se conocen sobre el consumo de cannabis
proceden del emperador chino Shen Nung en 2727 a.J.C. Dependiendo de las
culturas, se observa un uso profano o religioso. Se cultivó por primera
vez en Asia y fue utilizada en la India en el 2000 a.J.C. en
ceremonias religiosas donde se veneraba la planta, denominándola “fuente de felicidad y de vida”;
las tradiciones brahmánicas posteriores consideraban que su uso
agilizaba la mente, otorgaba salud y concedía valor, así como potencia
sexual. Otros testimonios escritos sobre su uso en Oriente Medio datan
del 500 a.J.C. y en estudios realizados por Creighton y Clay sugieren
que en el Antiguo Testamento se hace referencia al cáñamo.
El
cultivo de cannabis se extendió de forma importante para la producción
de fibra vegetal, empleada para hacer cuerdas, alpargatas, sacos,
tejidos, etc. Además de las semillas se extraía un aceite secante que se
utilizaba para la fabricación de pinturas y jabones. La Europa céltica
antes de la conquista romana, tenía grandes extensiones dedicadas al
cultivo del cáñamo. En la antigüedad abundaba una forma muy peculiar de
administración que consistía en arrojar trozos de hachís sobre brasas y
piedras calientes e ir respirando el humo que se desprendía. También
parece que existió un vino “resinato” compuesto de resina de cáñamo.
En la civilización grecorromana, según explica el historiador Herodoto, fue usado como instrumento recreativo en fiestas
de ricos, ya que era un producto importado de Egipto y muy caro, sin
embargo en general nunca fue una droga usada por las clases sociales
altas como ocurrió con la morfina o la cocaína. El uso terapéutico no
fue relevante en los postulados hipocráticos y galénicos, aunque se
refieren a ella en relación como remedio para la otitis media. Su uso
quedó relegado a ungüentos y cocimientos de brujería.
Desde
Oriente Medio el uso del cannabis se extendió al Imperio Islámico a
través del Norte de África, aunque su uso tuvo detractores como el emir
Soudouni Schekhounia de Arabia, que lo prohibió en 1378 y el historiador
árabe Al Magrii responsabilizó al cannabis de la decadencia de la
sociedad egipcia.
Con la llegada del renacimiento de la medicina científica occidental,
a partir del siglo XV, quedó el uso terapéutico del cannabis desplazado
de la farmacopea. Sólo en África y ciertas zonas de Asia mantuvo su
arraigo como medicina de múltiples usos, como vehículo de meditación
para chamanes, fakires, yoguis y derviches, y como una droga recreativa
para distintos estratos sociales. El
cannabis se extendió al hemisferio occidental en 1545 cuando los
españoles lo importaron a Chile para emplear su fibra. El cannabis se
cultivaba en 1611 en las colonias americanas de Jamestown y Virginia, y
en 1629 en Nueva Inglaterra. Aunque el principal destino del cultivo
durante el periodo colonial era la producción de cuerda, existen datos
de que los colonos conocían sus propiedades psicoactivas. George
Washington cultivaba cáñamo en Mount Vernon y una lectura detallada de
sus diarios puede llevar a la conclusión de que separaba las plantas
hembras para su uso medicinal.
El
uso no médico del cannabis en Europa Occidental fue introducido
probablemente por las tropas de Napoleón cuando volvieron de la campaña
de Egipto a principios del siglo XIX, aunque ya era conocido en el siglo
XVIII, y en 1735 Carolus Linnaeus le asignó el nombre científico de cannabis sativa. Su consumo estaba relegado a pequeños círculos intelectuales como el famoso Club des Haschischiens,
fundado en 1840 por ilustres escritores franceses como Balzac,
Baudelaire, Dumas, Gautier, Delacroix. También en esa década se inició
un amplio uso terapéutico en Estados Unidos a partir de las
investigaciones de los médicos W. B. O`Shaughnessy, Jacques J. Moreau y
Fitz Hugh Ludlow. Desde 1850 y hasta 1942 el cannabis estuvo incluido
en la farmacopea y empresas farmacéuticas como Parker-Davis, Lilly,
Squibb y Burroughs-Wellcome comercializaban preparados que la contenían.
Durante la década de los veinte del pasado siglo, proliferó el uso de
marihuana en Estados Unidos debido a la Ley Seca y a la exposición de
los soldados a la sustancia durante las campañas en América Central y
Caribe.
A
mediados de los años sesenta con la llegada del movimiento psicodélico,
se extendió rápida y masivamente entre la juventud americana y europea,
asociada inicialmente a actitudes contestatarias y a movimientos
contraculturales. Si hasta entonces los productores de marihuana habían
sido México, Colombia y algunas zonas del Caribe, a partir de la década
siguiente el primer productor mundial pasó a ser Norteamérica, y
mediante técnicas avanzadas de cultivo, tanto en campo abierto como en
interiores, ha llegado a desarrollar las mejores variedades del mundo.
En lo que respecta al hachís, los grandes productores tradicionales son
países asiáticos como Afganistán, Pakistán, Nepal y países
pertenecientes al Mediterráneo como Turquía, Egipto, Líbano y Marruecos.
Hoy en día sólo Afganistán, Pakistán y Marruecos siguen produciendo
cientos o miles de toneladas anuales, siendo Marruecos el que posee
actualmente la hegemonía del mercado Europeo. Después del alcohol el
hachís y la marihuana son las drogas consumidas con más frecuencia.